martes, 15 de septiembre de 2020

Diario de un paralitico cerebral

 

VOY A COMPRAR PAN

       Hoy mentalmente me encuentro mas fuerte que otros días, me veo muy seguro de mí mismo. Hace algún tiempo mi monitor de centro habló con mis padres para ver si me dejaban volver de mi centro a mi casa solo, el intento fue nulo. Ellos respondieron que todavía no me veían lo suficientemente preparado, pero yo pienso ganarme la confianza de los demás y la mía misma. Tengo unas cuantas monedas en mi cartera las suficiente como para comprar pan, tengo el permiso de todos por lo que no tengo ningún problema en salir de mi centro en la hora del descanso. Por lo que cojo mi silla eléctrica y salgo por la puerta mas feliz que otros días, pero también con mas miedo porque voy sólo y soy responsable de mí mismo y cualquier paso en falso que dé, no tengo a nadie para que me restifíque o me ayude. Llevo la cartera de bandolera, la he dejado abierta para la hora de pagar facilitarme la operación. Cruzo la calle, entro en el supermercado, me voy hacia la panadería y me dispongo a coger una bolsa de plástico, en el intento se acercan a mí hasta tres señoras mayores que me ofrecen su ayuda. Pero yo les sonrío y les digo muy amablemente que puedo hacerlo sólo, logro coger la bolsa abrirla y me voy hacia las banastas de pan  Consigo coger la que mas me gusta la cojo cuidadosamente para que no se me rompa nada, me he propuesto que tiene que llegar impecable. Por fin he conseguido meterla en la bolsa, y me voy hacia la caja a pagar.  Hay cola de varias personas, pero me ven que llevo un articulo nada más y me dejan pasar. Pongo la bolsa en la cinta, cojo mi cartera y el dinero está en el fondo.  Meto la mano en la cartera tanteando y consigo coger un puñado de monedas, a todo esto la gente no para de mirarme a ver como hago las cosas. Yo intento no ponerme mas nervioso, para un atetósico como yo si te empiezan a observar puede que llegue a “bloquearme”, y ya no de pie con bola. Pero hoy me he propuesto que eso no me puede pasar, el cajero me devuelve la vuelta y me la quiere dar en la mano.Pero yo para más rapidez le pongo mi cartera abierta y le indico al empleado que me eche el dinero restante, muy amablemente lo hace. Y sin decirle yo nada, me cuelga la bolsa en mi silla de ruedas. Seguidamente cojo rumbo de vuelta a mi centro, cuando llegué mis monitores no daban crédito a la que había logrado hacer en menos de 10 minutos. Hoy me siento mas autónomo que ayer, me he demostrado a mi mismo que si creo en mí puedo llegar hasta donde yo quiera o me proponga. Esto fue un reto, que lo logré con gran éxito un mes después de hacerlo todos los días ya casi lo hacía con los ojos cerrados. Hasta me hacia una pequeña lista de la compra, y es que ser menos dependiente no está pagado con nada.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario